"Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
con toda humildad y mansedumbre,
soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz."
(Efesios 4:1-3, 12-15)