Proclamamos el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, para salvación de los pecadores que se arrepientan y crean en Jesús, el Hijo de Dios

• El ser humano ha caído en condenación desde Adán, por su desobediencia a Dios, naturaleza caída que heredamos, y también por cometer pecados propios (Romanos 5:12 y 3:23)
• El ser humano no tiene forma alguna de salvarse (justificarse) por medios propios del justo juicio que Dios
• Dios es Justo y por tanto está obligado a castigar toda maldad, y Su castigo es completo (perfecto), por lo que es eterno (muerte eterna)
• Dado lo anterior, el ser humano será castigado para siempre por sus pecados
• Pero Dios también es Amor, y en su inmenso amor no quiere condenar a toda la humanidad
• Y por ello, Dios ha provisto un único Redentor, para que rescate de la muerte eterna al pecador que desea ser salvado
• Ese Redentor es Su propio Hijo, Jesús el Cristo, que se humano, y quien aceptó recibir el castigo de Dios muriendo en la cruz y sin haber cometido pecado alguno (2^a Corintios 5:21)
• Por el poder de Dios, Jesús resucitó al tercer día, con lo que ha vencido a la muerte y ahora puede rescatar de ella a todo el que crea en Él
• Por lo tanto todo aquel que confiese que es pecador, y se arrepienta del pecado y entregue su vida a Jesús, será salvo (Romanos 10:9-10; Hechos 17:30-31)
• Y siendo salvo es declarado hijo de Dios, y ha pasado de muerte a vida eterna por medio de Cristo Jesús, quien ahora intercede por él ante el Padre, hasta el momento del regreso de Jesús a la tierra, cuando será manifestado en gloria junto a todos los que han creído
• Así, todo el que cree y proclama a Jesús como Señor y Salvador de su vida, será salvo, por la Gracia de Dios (Efesios 2:8-9)